Texto redactado por Daniel Villegas y editado por Eduardo Cárdenas, a partir de un ejercicio investigativo de Etnológica.

La complicada situación de confinamiento originada por las medidas para mitigar el Covid-19 repercute en los cerca de 1.833.000 ocupados (1) del Valle de Aburrá. Aunque un gran porcentaje de las actividades laborales que se realizan en los 10 municipios requiere de presencialidad (comercio y reparación de vehículos 21,3%, industrias manufactureras 19%, construcción 7,9%) (2), el trabajo en casa es una alternativa que ha permitido a buena parte de la población continuar, con más o menos dificultades, con su actividad laboral. El teletrabajo se promueve y regula desde hace algunos años en el país a través de leyes como la 1221 de 2008, que lo considera como una forma de organización laboral con enormes potencialidades en la productividad, además de otros beneficios como la reducción de costos en las plantas físicas de las empresas, de ausentismo y de retiros voluntarios de empleados. En el caso del Valle de Aburrá, en el marco de las contingencias ambientales por la calidad del aire, diferentes instituciones y organizaciones sociales han fomentado el teletrabajo como una opción para disminuir los desplazamientos y las consecuentes emisiones de PM 2,5. Pese a estos antecedentes, la forma masiva y vertiginosa en la que se ha tenido que acudir al trabajo en casa durante la cuarentena es inédita.

¿Cómo se ha vivido esta forma de trabajo durante esta difícil situación? ¿Qué bondades y dificultades han encontrado las personas para trabajar desde sus casas?, ¿Qué fibras les ha movido?,¿Qué tan cierto es, como han afirmado algunos, que permitirá un aumento en la productividad?,¿Qué podemos hacer para sortear este complejo reto? Inquietos frente a estas y otras preguntas, en Etnológica decidimos investigar sobre el tema y realizar algunos acercamientos etnográficos para tratar de entender cómo se está viviendo esta experiencia.

Al indagar con algunas personas que han tenido que trabajar desde sus casas, una de las primeras reacciones que surgen es el relativo alivio que les genera poder continuar realizando su actividad laboral, pues admiten que esta situación precipitó un escenario de incertidumbres e inestabilidades de cara al futuro. Pero no solo la posibilidad de seguir trabajando es vista como provechosa. Muchos mencionan el ahorro en el tiempo de movilidad (me despierto más tarde porque no tengo que ir a la oficina”) y la consecuente disminución de emisiones contaminantes, la posibilidad de compartir más con sus familias y conocer facetas de sus vidas que antes ignoraban, el gusto por cocinar y por alimentarse con comida casera recién hecha, sentir una relación más horizontal con sus jefes al verlos en contextos domésticos, e incluso algunos consideran que ha aumentado su productividad. De ahí que muchos cuestionen la tímida implementación de esta forma de organización laboral antes de la pandemia y comenten, a semejanza de lo relatado por Alex Hern en The Guardian (3) , que posiblemente no les gustaría volver a trabajar desde la oficina todo el tiempo cuando la actual situación cambie.

¿Pero qué dificultades se deben entender frente a este nuevo escenario de organización laboral y qué tan cierto es que redundará en un aumento de productividad? En un artículo publicado en Stanford News (4) , el académico Nicholas Bloom, que en sus anteriores investigaciones de campo sobre el tema había sido muy optimista frente a los beneficios del teletrabajo, expresó su escepticismo frente al aumento de la productividad del trabajo en casa durante la actual pandemia, declarando que hay cuatro situaciones que lo vuelven muy problemático: 1) la presencia de los niños y de la familia, 2) la falta de espacios físicos adecuados, 3) el hecho de que en este momento no sea una elección sino una obligación y 4) que no se pueda alternar con días de trabajo en la oficina, en donde se propician la interacción social y los rituales propios de los escenarios organizacionales. De ahí que tanto Bloom como otros investigadores que han reflexionado sobre el tema (5) sostengan que la productividad se verá afectada, entre otras cosas porque siendo una situación límite la que ha obligado a implementar el teletrabajo (situación que por lo demás ocupa una gran parte de nuestra energía y reflexión cotidiana), muy pocas compañías lograron realizar los procesos de aprendizaje y adaptación necesarios. 

David, uno de las personas con quien hablé y que hace teletrabajo desde hace un mes, es un optimista frente a las posibilidades que el trabajo remoto le ha ofrecido, pero no puede dejar de mencionar las dificultades para hacerlo desde su hogar: “Es una experiencia un poco retadora porque yo tengo mi familia [que son] mi esposa y dos hijos, y trabajar desde la casa con los dos hijos es un poco difícil porque ellos están jugando y piensan que el papá está con ellos ahí todo el día para jugar. Y con la esposa también es un poco retador porque ella, como lo ve a uno ahí, entonces busca como esa comunicación también permanente para tomar decisiones en la casa”. Pero no solo entre quienes tienen hijos hay dificultades. Algunos con otras situaciones familiares (solteros, parejas sin hijos, que viven con sus padres) también expresaron que sienten un enorme cansancio porque no están haciendo pausas, dedican más horas de las habituales a su actividad laboral, comienzan a tener dificultades de convivencia por la forma en que trabajan (hablan muy duro o compiten por los espacios con sus familiares), o les hacen falta los encuentros presenciales y las conversaciones espontáneas con sus pares para innovar y resolver problemas.

Es importante exorcizar las pretensiones de una alta productividad frente al trabajo en casa durante el actual confinamiento, ya que la excepcionalidad de la situación implica evaluar caso por caso las dificultades y buscar soluciones novedosas, muchas de las cuales quizá se encuentren entre los mismos equipos de trabajo. En este sentido, además de las recomendaciones brindadas por algunos de los expertos referenciados (adecuar un espacio en el hogar, conversar con la familia y negociar los tiempos de convivencia, recordar que la mayoría está aprendiendo nuevos rituales de trabajo, establecer horarios de comienzo y fin de la jornada, tener pausas), una de las claves es no pretender trasladar de forma mecánica la “oficina tradicional” y todos los rituales que en ella se viven, a un contexto completamente diferente.

En última instancia es importante no olvidar que la pandemia de Covid-19 es una situación excepcional para todos que nos exige repensar y modificar, en una precipitada carrera contrarreloj, las prácticas laborales habituales con ópticas renovadas con el fin de tratar de encontrar soluciones como sociedad para sortear esta contingencia de la mejor manera posible. El reto colectivo es construir y ajustar sobre la marcha un modelo que permita que al menos una parte de la fuerza laboral continúe empleada y entender que, en las actuales circunstancias, el teletrabajo tiene un valor social que va más allá de la productividad.

Notas

1. Asalariadas o independientes que realizan cualquier tipo de actividad o trabajo remunerado, incluyendo el “rebusque”.

2. Datos del mercado laboral del trimestre diciembre 2019-febrero 2020 en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. DANE.

3. Hern, Alex (13 de marzo de 2020), “Covid-19 could cause permanent shift towards home working”, The Guardian: Reino Unido. Recuperado de: https://www.theguardian.com/technology/2020/mar/13/covid-19-could-cause-permanent-shift-towards-home-working

4. Gorlyck, Adam (30 de marzo de 2020), “The productivity pitfalls of working from home in the age of COVID-19”, Stanford News: California. Recuperado de: https://news.stanford.edu/2020/03/30/productivity-pitfalls-working-home-age-covid-19/

5. Por ejemplo: Rimbau Gilabert, Eva (10 de marzo del 2020), “Coronavirus: el teletrabajo no era esto”, El País: España. Recuperado de https://retina.elpais.com/retina/2020/03/10/tendencias/1583848982_312453.html & Flaherty, Colleen (24 de marzo de 2020), “Faculty Home work”, Inside Higher ed. Recuperado de: https://www.insidehighered.com/news/2020/03/24/working-home-during-covid-19- proves-challenging-faculty-members

Los espacios de trabajo en casa en la cuarentena.
En estos días en que muchas personas han estado trabajando o estudiando desde sus casas el manejo de los espacios de trabajo se ha convertido en un reto que algunos han sorteado con mucha creatividad. 
Trabajando con la familia en casa en la cuarentena
En estos días en que muchas personas han estado trabajando o estudiando desde sus casas ha sido muy gratificante poder estar más cerca de sus hijos, parejas, familiares, o roomates y aprender un poco más sobre unas facetas de su vida que no conocían, pero para muchos no ha sido nada fácil.